Luis Hernández (TOROESTORO.COM)
Así antaño se calificaba a los toreros de amplio repertorio en suertes ¡Largo! Y tal parece que la infinita gama del revolucionario rejoneador español no tiene fin. Tansformar sus caballos en capotes y muleta sólamente se le ha ocurrido a él; con tal dominio de rienda, nada extraño resulta ver en las plazas su poder de convocatoria, y la México no es la excepción.
Cortó la oreja del abreplaza y por fallas con el rejón de muerte se le escapó la salida a hombros, en un lote de Julio Delgado.
Fermín Spínola obtuvo un apéndice por efecto inmediato con el estoque; en el otro, palmitas. Y aunque Arturo Macías acertó dos veces en la cruz, tras estrujante faena, escuchó un aviso, y cerró entre palmas. Y Fermín Rivera, ovación y palmas, pese a dos deslucidos.
La veleidosa suerte repartió del encierro de Lebrija para los de a pie, dos buenos ejempares en manos de Macías y Spínola, quien, además con un reserva de Garfias no extrajo todo lo extraorinario que le ha brindado.
Tan sólo al descubrir al caballo en el ruedo, el abreplaza se fue tras él, pero con un par de Recortes en los medios, Pablo se adueñó de la embestida del abridor, pasado con un sólo rejón de castigo, tras la monta de «Churrumay». El espectáculo continuó con «Chenel» en banderillas al trazar Abaniqueos y Quiebros. Y toreo por la cara con «Pirata» hasta depositar el de muerte ligeramente caído en el enrazado «Chileno» que se fue sin una oreja.
La gracia de Rodar y Parar a monta de «Napoleón»en el centro del ruedo al recibir a «Grinch» presagiaba algo grande. Tras un fierro, alternó los lados sobre «Disparate»en banderillas. Pero con «Habanero» a toreado a la grupa sensacional en torno a un imaginario círculo, rematando con tres ajustadas Piruetas.
Y oh sorpresa, Hermoso de Mendoza revivió la suerte del Rehilete, obra de «El Soro»; si esos giros sincrónicos en la cara del burel, con un exquisito ingrediente, el temple, proyectado sobre el mando de las rodillas. De ahí a poner cortas y par a Dos manos, pero el banquete se quedó en la mesa al no encontrar la muerte; la tardanza dividió opiniones.
De una estatua, firme, sobresalía el rítmico juego de brazos, balanceando Verónicas, Media y el quite por Gaoneras al tercero de la tarde que salió templado para Macías. Compromiso en brindis a Carlos Peralta, y desde los medios, la escultura inició por alto la faena.
Cruzándose siempre para prolongar los pases obtuvo Arturo señoriales pases en redondo. Que «Escocés» lo echó pa’rriba un par de veces no mermó la entregada inspiración; vamos, ni metiendo en la cruz dos veces la espada al marmolillo que tardó en doblar. La ovación apagó el aviso.
Brindó a Miguel Alemán Magnani el deslucido octavo y su esfuerzo sólo alcanzó para escuchar palmas. Los sonoros olés se quedaron en sus estatuarios pases de Pecho combinados con Cambiados.
Una fulminante estocada le dio a Spínola la oreja de «Huasco». Las intermitencias rompen ritmo y continuidad aun luciendo en banderillas. Además tuvo la fortuna de encontrarse con un torazo, «Patroncito» de Garfias, al despitorrarse el de lidia ordinaria.
Bravo, vaya que si hasta Macías se dio el lujo de probarlo al quitar por Saltilleras; Spínola lo pensó dos veces para emplear la capa. Esas lagunas denotan ausencia; vamos hasta con su fuerte, las banderillas, tomadas sin brío. El letargo terminó con una media y entera estocadas ahogadas en la indiferencia.
Qué lástima en Fermín Rivera al pechar con un lote disparejo en presencia y de escaso juego, aun así dejó el sello artístico en un Trincherazo al primero, agarrado al piso y una Revolera al otro, mansote. Ovación y palmas.
Los capotes y muletas de cuatro patas trasmitieron el templado Largo arte de Pablo Hermoso de Mendoza a unos veinte mil espectadores. Se imaginan un escenario de esos y no dar el Do de Pecho Spínola. Canija suerte.
