SLP.- La Facultad de Agronomía y Veterinaria de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, firmó un acuerdo de colaboración en materia de investigación, capacitación, desarrollo tecnológico, estancias profesionalizantes y servicio social, con la empresa Fungicidas Agropecuarios del Potosí S.A. de C.V., para investigar la efectividad biológica del dióxido de cloro en el manejo de patógenos en cultivos de importancia agrícola.
En la firma participaron el doctor José Luis Lara Mireles, director de la Facultad de Agronomía y Veterinaria, y el ingeniero Carlos Enrique Ortiz Uribe, director y administrador de la empresa; y por la parte técnica-operativa del plantel universitario, el líder del cuerpo académico Producción Agrícola y el coordinador de Investigación, doctores Ángel Natanael Rojas Velázquez y Heriberto Méndez Cortés, respectivamente.
El otro convenio que la Facultad de Agronomía y Veterinaria firmó, fue con el Campus San Luis Potosí del Colegio de Postgraduados. Participaron el director Lara Mireles y el doctor Víctor Manuel Ruiz Vera, director del COLPOS SAN LUIS; acompañados por los responsables de Vinculación y Técnico del plantel universitario, maestro Antonio Buen Abad Domínguez y doctor Ramón Jarquín Gálvez, respectivamente, y por el Colegio el subdirector de Vinculación y el Responsable Técnico, doctores Daniel Talavera Magaña y Alejandro Amante Orozco, respectivamente.
El objetivo principal de este acuerdo es conjuntar esfuerzos para realizar acciones de apoyo mutuo tendientes a fomentar la vinculación entre la Facultad de Agronomía y Veterinaria y el Colegio de Postgraduados, a través de talleres, cursos, conferencias y eventos que promuevan la cultura empresarial y coadyuven en facilitar a los alumnos universitarios el desarrollo del servicio social, prácticas y/o residencias profesionales.
Respecto al primer convenio, se explicó que el dióxido de cloro se descubrió en el año 1814 por el científico Sir Humphrey Davy, quien produjo este gas mediante la mezcla de ácido sulfúrico (H2SO3) y clorato de sodio (NaClO3). Con el tiempo, se han inventado maquinas que los producen en cantidades pequeñas, lo cual es costoso y peligroso, ya que el dióxido de cloro en gas es altamente explosivo; sin embargo, en la forma en que hoy en día se comercializa, es estable en un medio acuoso y de fácil manipulación, además de que a concentraciones bajas no representa toxicidad ni en plantas ni en animales, por lo que se emplea en la fumigación de suelos y plantas.
Se considera, después del ozono, como un biocida, fungicida y virucida de alta efectividad y de amplio espectro. La forma en que actúa contra los microorganismos es interviniendo en el ciclo de Krebz, al interrumpir la generación de energía que necesitan para su existencia y reproducción. Puede considerarse como un producto de acción orgánica, ya que no altera la fisiología de las plantas ni deja residuales, además de que no presenta toxicidad alguna para los seres vivos.
No debe confundirse el dióxido de cloro con el hipoclorito de sodio –sustancia que se utiliza comúnmente para combatir microorganismos-, pues sus reacciones químicas ante las bacterias son completamente diferentes. La fórmula del dióxido de cloro es CLO2, cuya propiedad físico-química es un gas de reacción rápida contra las bacterias, característica que evita que desarrollen resistencia al producto.
El dióxido de cloro tiene más de 50 años de utilizarse en los Estados Unidos, y más de 60 en Europa, para la desinfección de aguas de consumo humano. El uso que se le está dando actualmente en México es en la agricultura protegida. Sin embargo, se están realizando acciones para divulgar sus beneficios en la mayoría de las actividades agropecuarias.