Por: LCC. Adriana Marvelly
Pasando la tempestad viene la calma y con ella la reflexión de lo vivido. Lo que puedo compartir con ustedes en esta pequeña colaboración, es el diagnostico catastrófico de una ciudad decadente y venida a menos en un periodo tan corto que da pena ajena ver las condiciones infra humanas en las que viven algunas familias potosinas.
No hablaré del contraste evidente que hay entre una clase social y otra, hablaré del criterio en el que se han basado nuestras autoridades tanto municipales como estatales y del presidente Peña no diré nada. Pero si de los dos primeros ya que en la inmediatez y prontitud de sus gestiones y programas sociales se ve reflejado el trabajo que se ha realizado en los últimos años.
Los resultados son pobres y funestos tanto como para ponernos a llorar en las platicas que sale a colación el tema de desarrollo económico y desarrollo social. Si usted es de ese selecto grupo de empresarios o prestadores de servicios para alguna de estas administraciones quizá no le parezca tan malo. Ya que seguramente ha disfrutado de las mieles del poder.
Pero si usted es parte de la gran mayoría de los ciudadanos y tiene que circular por las calles de esta ciudad sorteando baches e inundaciones o bien ha buscado que su empresa tenga algún beneficio, generar más empleo o tener mayor estabilidad en su ramo y se ha encontrado con puras negativas, entonces usted sabe de lo que le estoy hablando.
Familias que viven en la miseria, escuelas sin recursos, calles llenas de hoyos, colonias abandonadas de los servicios básicos, abuso en las cuotas del servicio de agua, servicio de transporte público deficiente, universidades públicas sin capacidad de dar ingreso a por lo menos a las tres cuartas partes de la población estudiantil y así podemos escribir muchos rubros en los que se nos ha lastimado, en los que se ha pasado por alto la necesidad de la ciudadanía, en las que por corruptelas en mandos medios se ha permitido acrecentar una mafia que no termina de llenar su ambición y sigue pidiendo más.
Queridos amigos y amigas, lo más valioso que hoy en día tenemos es la libertad de opinar y de decir ya basta de este abuso y organizarnos como sociedad civil para terminar con esto. Salir de nuestra zona de confort y actuar ante el embate que nos lleva arrastrando por años. Es momento de plantar las reglas que como ciudadanos queremos que se cumplan y para eso también es necesario dejar de participar en esa sinergia de corrupción y pagar por las consecuencias de nuestros propios actos.
En el momento que el ciudadano como usted que me hace el honor de leerme deje de dar moche al tránsito o deje de dar participación al coyote que le va a “agilizar” algún trámite y el día en que realmente usted se comprometa a ser un ciudadano de primera, ese día tenderemos una ciudad de primera.
Agradezco sus comentarios en @adrianamarvelly