12 febrero, 2025

¿Qué sociedad requerimos? ¿Qué educación necesitamos?…

21 agosto, 2015

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Isabela Rodríguez

Por: Lic. en Aministración de Empresas  Isabela Rodríguez Padrón

En la actualidad que tengo la oportunidad de colaborar de cierta forma para la Secretaria de Educación del Gobierno del Estado y analizando el regreso a clases de niños y jóvenes de las resistencias que acompañan a los cambios que se viven hoy en día, me atreví a hacer un pequeño análisis sobre la Ley de Servicio Profesional Docente, la cual se acaba de aplicar con su respectivo examen; al mismo tiempo voy despejando mis dudas personales acerca de la Reforma Educativa, que hay más allá de la inconformidad.

La Ley General de Servicio Profesional Docente, hoy en día se convierte en un instrumento coadyuvante no sólo en nuestro Estado si no en todo el territorio Mexicano, el cual tiene la obligación de garantizar la calidad de la educación que se imparte y asegura la idoneidad del personal docente, para así obtener el máximo logro en el aprendizaje de los educandos del País.

Implica una importante modificación de las bases y procedimientos conforme al desarrollo profesional del personal docente en la educación básica y media superior, como criterios, términos y condiciones para el ingreso, promoción y permanencia del personal.

La reforma educativa para que se constituya en un cambio de paradigma pedagógico que privilegie la enseñanza de calidad, deberá seguir la ruta de las grandes transformaciones estructurales que modifique de fondo la concepción de la tarea profesional del Maestro, que actualice el quehacer docente en la escuela, e introduzca un visión activa y moderna del aprendizaje.

La elevación a rango constitucional de la reforma en materia educativa es un avance significativo, pero no suficiente. Si se quiere que la educación sea el pilar del desarrollo de la Nación y la base para la formación del nuevo capital humano que requiere el país, crucial es dar el otro paso trascendente que implica operar los grandes cambios pedagógicos en la estructura del sistema educativo. Y es precisamente en ese ámbito donde se encuentra lo complejo de la tarea que apenas inicia.

El trabajo de los maestros en el mundo desarrollado en las últimas décadas, se ha desplazado por los rieles de la profesionalización, y esto se traduce en el reto que existe de dar una nueva significación simbólica a la función de los profesores, a construir un nuevo estatus ético de su desempeño laboral y a definir el surgimiento de las nuevas tareas disciplinarias que la escuela y la sociedad esperan de parte de los docentes.