Por: El Cronista del Ring @cronistadelring
Apenas iniciaba el año de l984.
Se realizaba una entrega de premios, de la mejor revista de lucha libre que existía en aquellos ayeres ‘El Halcón’…
Se premiaban los primeros 50 años de la lucha libre Mexicana y Lola González, Campeona del Mundo y ataviada en un elegantísimo vestido de noche, llegaba del brazo de su entonces esposo Fishman, precedidos de una extraordinaria gira en Japón.
Igualmente apareció en el recinto de Garibaldi, El Perro Aguayo y su señora esposa en un hermoso kimono japonés, recibían galardones premiando la representación mexicana en el lejano país de oriente.
Ciertamente la Lucha Libre Mexicana gozaba del mejor y más alto prestigio a nivel de la mejor del mundo.
Japón, era la segunda casa de los gladiadores nacionales, sobre todo, aquellos súper estrellas que engrosaban las filas del elenco Independiente (los verdaderos independientes ehhh, no estás ‘mamarrachadas’ de hoy día) y alguno que otro coliseíno.
Los Brazos (Oro, Plata y Brazo) eran otros multi-premiados por su extrema popularidad, de hecho fueron los únicos en competirle a El Hijo del Santo en aquel entonces, el trono del Luchador más Popular, título con el que arrasó por años el junior plateado.
Casi todas las arenas (excepto algunas de la seria y estable) registraban llenos literalmente hasta las lámparas, eran llenazos de dar portazo y así, sobre todo en la Provincia.
En las arenas de la periferia de igual manera y así por ejemplo aquellos que luchaban en el Toreo, ‘dobleteaban’ en Naucalpan y terminaban ‘tripleteando’ en Nezahualcoyotl (mas o menos para que se den una idea).
Monterrey era la segunda plaza madre de los Independientes en Domingo, pero TODA la semana, había funciones de lucha libre a lo largo y ancho de la Republica Méxicana.
Había trabajo bien pagado para los luchadores de la categoría que fueren y había bonanza pues, en el medio de la lucha libre, esto a pesar del excesivo trabajo de los súper estrellas, las luchas eran señoras luchas, todos los días.
No se andaban con ‘joterías’ de que estaban cansados y no daban el 100 % y vuelvo a reiterar, los independientes; porque aunque se enojen y les duela, los coliseinos hoy CMLL, siempre han tenido la misma manía de ir y hacerse ‘bien pendejos’, con sus luchitas de 10 minutos, con el alegato de que poca ‘gara’, poca lucha.
Esta mala fama ha sido desde que tengo uso de razón, para que sus defensores no salgan a decir que no es verdad.
Yo recuerdo que hasta los más “peineteros” (término peyorativo para denominar en el argot luchístico a los más preliminaristas), eran luchadores. Había muchísimos en aquel tiempo, como ahora, con la diferencia de que aquellos si pasaban examen para tener licencia de profesional y ahora, son fanfarrones con mascaras que se suben a luchar y nadie les dice nada.
Las luchas ‘gabachas’ ya se veían en la Tele, claro para los que podían pagar los PPW.
Pero ni falta que hacía, su lucha estaba catalogada como lo más raspa de lo que le seguía.
Show para payasos, como ahora pues, nada más que ahora los que no saben se “vienen” cuando las ven y los consideran DIOSES.
La lucha gringa que en aquel tiempo era WWF (así se llamaba antes que le modificaran el nombre por su homónimo con la World W Faune) con todo y su show balín; contaban con uno que otro luchador bueno; tampoco hay que satanizarlos tan gacho, pero vaya, ellos no figuraban en el prestigioso plano de la elite internacional, así como tal.
Los Japoneses que en aquellos ayeres pisaban rines mexicanos, decían “Japón Cemento, México Vuelo”.
Es decir, en su tierra les enseñaban la lucha recia y en México venían a aprender lances y espectáculo bien hecho.
Como los otroras estrellas mexicanos combinaban ambos estilos a la perfección, la Lucha Libre Mexicana, se ganó a pulso el reconocimiento como la Mejor Lucha Libre del Mundo.
Francisco José Flores Lecuona, el papá luchístico de los Independientes logró junto a Seiki Sakaguchi titular de su filial Japonesa, fundar la Universal Wrestling Alliance, siglas de la UWA, que gozó de tanto o más prestigio que la WWF y NWA (antigua).
Y es que la verdad sea dicha, a mi me podrán decir misa; pero luchadores como Ring Fujinami, Ricky Chosiou y Gran Hamada, el que me digan, del tiempo que me digan, y de la organización que me digan, con excepción de Lou Thez. No hay Punto, se acabó.
Sin darle vueltas, SEÑORES LUCHADORES, sus rivales en México, El Signo y El Texano a su altura siempre. Y es que la verdad no había para donde dejar de voltear, eran cientos de buenos luchadores, digamos que hasta se hartaba uno de buena lucha libre.
Alguien hace algunos años alguien comparó a Místico (el original) con El Solitario, ¡carajo!, exclamé, no hay peor blasfemia que eso y conste que no estoy hablando mal de Místico (hoy Myzteziz), ni menospreciando su desempeño, pero cada quien en su sitio, no existe comparación, ¡Así de fácil!
Los topes de El Solitario eran únicos, como él nadie. Y no hablemos de personalidad, de ‘webos bien puestos’, porque me llevo la hoja escribiendo y además me voy a salir del tema.
Pero bueno, ustedes lo que joden tanto con que uno anda queriendo descubrir el hilo negro, que según ustedes ya tienen años de haberlo descubierto, nada más que como les gustan los aplausos y que les den like en sus paginitas de Facebook, no se avientan a escribir columnas donde con ‘los webos’ en la mano, digan las verdades de la lucha libre, se han de estar preguntando y éste a que quiere llegar con todo éste recordatorio con olor a polilla.
Sencillo, quiero llegar a que aquellas gloriosas noches de honor, de reconocimiento mundial, de prestigio, son sólo eso, recuerdos de una generación de oro, que ya no existe.
Que se terminó cuando ustedes vanagloriaron un vergonzoso show con muchas horas de story board, tetas a lo pendejo y físicos de vikingo, que ciertamente no son más que ‘las chaquetas mentales’ de la generación actual.
Porque por pura lógica, nuestros cuerpos genéticamente no están acordes para soportar tal cantidad de esteroides.
Estos gringos que vinieron y se calaron, en el terreno y con la gente que más discriminan y que no vieron negocio como tal, obviamente.
Les dejaron en la mente, el anhelo de los escenarios, de la infraestructura, de la tecnología y de las pésimas y baratas copias de sus guiones, y lo que es peor, las adoptaron, las hicieron suyas y eso es el pan nuestro de cada día.
Ciertamente no los culpo, porque son un montón de tuertos guiados por ciegos, que compraron lo mejor que vieron, porque ciertamente lo que estaban viendo aquí en su país, era mucho peor.
En suma, esa es la razón porque la lucha libre de ser la mejor del mundo, pasó a ser la peor del mundo.
La burla de los japoneses, que antes la idolatraban y ahora la miran con desdén, la burla ciertamente de los gabachos que se llevan mexicanos para usarlos, desprestigiarlos y luego botarlos, Uuuummm.
¿Qué tiene que pasar, para que se marque un cambio en las directrices de éste agonizante deporte?
Allí lo dejo, para que lo mediten.
Sin más, soy quien dio vida al Cronista del Ring por esta semana.
Hasta pronto.