Por: Manolo Herrera
Amigos aficionados al Mundo Mágico, Misterioso y Polémico de la Fiesta Brava, sean bienvenidos a su columna…De Tirón a Tirón…!!! No puedo dejar pasar los días sin recordar a un gran torero, una figura del toreo mexicano al cual la afición, tan veleidosa siempre, ese monstruo de las mil cabezas y los mil corazones que quita y pone ídolos a su real antojo, esa misma afición lo convirtió pronto en uno de sus consentidos en la década de los años treinta dándole el título preciado de, el auténtico y único que ha existido como “EL TORERO DE MÉXICO” que murió a consecuencia de las tremendas cornadas que le infirió “Cobijero” de Piedras Negras la tarde del domingo 29 de diciembre de 1940, el próximo 29 se cumplirán 76 años de ese hecho en el ruedo del ruedo de la Plaza de Toros de la Condesa…
“…La pupila vidriada y la risa en los labios. Y una inmensa flor roja sobre el tórax nervuda…” Así estaba muerto en la cama de la enfermería el que fue leyenda, gloria, mito, en la torería mexicana. Así se ofrecía muerto a la admiración de la gente el que era, momentos antes, nada menos, ni nada más, que “El Torero de México”. Un charco de sangre joven y generosa maculaba el suelo, que nadie osaba pisar para no romper aquella maravilla de trágica emoción…”El Torero de México” había caído en plena apoteosis de gloria. Había caído en las arenas como sucumben los gladiadores que saben morir. Minutos antes, muy pocos, todavía el graderío trepidaba de entusiasmo. Las gargantas enroquecen en cataratas de gritos de victoria. La ovación unánime hacía retemblar la plaza en honor y triunfo de “El Torero de México”…
…Una ráfaga inmediata y violenta cortaba el lazo que ataba a Balderas con la vida, llevándolo a la historia de la tauromaquia, trasportándolo, con más gloria que nunca a la cúspide de los éxitos inmarcesibles…Balderas exangüe, rígido, despojo de hombre, hacía llorar de pena honda a otros hombres como castillos. Una sombra hundida en dolor, sostenía entre sus manbo0s trémulas la orgía que acababa de cortar Alberto como testimonio fehaciente de su garbo y de su poder y de su arrojo viril “…Era increíble que aquella vida estuviese ya marchita para siempre. Pero esa es la grandeza de la fiesta taurina que obligó a decir a don Miguel de Unamuno: “…Es tan suntuosa, tan sin pareja, que precisa en todo instante la presencia con los Santos Oficios para ayudar a morir…”
…Así murió bien “El Torero de México entre las auras populares de admiración y cobijado dulcemente de la fe de Dios…Alberto Balderas, juventud, esfuerzo generoso cayó cuando corría a auxiliar a un compañero en riesgo. Agonía constante, dinamismo, hombría, llevaba con toda dignidad la aureola del torero. Como la llevó en otro tiempo José Gómez Ortega “Gallito”, con el perfume de tragedia, estrofa épica, canto encendido de verdadero pueblo…
“…Ahí, en la enfermería, risa en los labios violeta y vidrio en la pupila extinta, estaba yacente El Torero de México…”Fuera del recinto mortuorio, y por todos los ámbitos de la ciudad corría el rumor desolado. Un suspiro grave en los pechos de hombre, una lágrima tímida iluminando la córnea de tantos ojos de mujer, solidarizándose con el duelo de otras mujeres, más sentidas que identificadas, que sentían en aquellas horas desgarrones en el alma…Todo se cumplió para que la clara alegoría tuviese relieves inextinguibles. La muerte fue generosa con El Torero de México, dejando que su finb fuese el poema que ha de correr por los más apartados lugares, por los corazones de todos los aficionados por las publicaciones del mundo. Baja Alberto a la tumba entre flores, sube el recuerdo imperecedero entre escalofríos de emoción. Lo adornan laureles de gloria. Amplifican vigorosamenete su eco, voces, entusiasmo febril, subrayados por ecos admirativos. Así, como ya decimos, ha muerto bien Alberto Balderas. Como un hombre, como lo era. Como lo que ha de ser en el recuerdo conmovido de sus panegiristas y de sus amigos cordiales…
“…Hoy El Torero de México es el amigo de todos los mexicanos, supo morirse, bonito, envidiado, triunfante, genial. Acabó bellamente su historia de luchas y su teoría de éxitos populares, tiñe la melancolía, el elogio póstumo que hacemos de su figura de gran torero, de ídolo de multitudes…Pero no enardece su recuerdo centellante…Ha muerto toda una figura simbólica. Ojos con brillo de acero, como un estoque de lidia…” ¡Séale amable la tierra, que, por buen torero, lo llevará en sus hombros dulcemente…
ALBERTO FUE UN PADRE PARA TODA LA FAMILIA
Así lo manifestó su tío Miguel Balderas: “…Pobrecito mío, con lo buenísimo que era. Usted no puede tener idea. De chamaquito se quedó sin madre y, por ser el mayor era la mamá de todos, hasta el punto de que, como su papá tenía que ir al trabajo, él se encargaba de mudarle los pañales al más pequeño de sus hermanos que era un escuincle. Después ha sido un padre, un hermano, todo para ellos. Sus penas y sus alegrías no eran más que la de sus hermanos. ¡Yo no se lo que va a ser de ellos! Esta casa se quedará vacía. Va ser espantoso…”
“DE PRISA QUE ESTA VA A SER MI GRAN TARDE”
El destino tiene a veces ironías escalofriantes. Concurren en alguna ocasión en detalles que sobrecogen de espanto. En la cama mortuoria del infortunado Balderas nos refería su banderillero José López, la siguiente anécdota reveladora del espíritu de este gran torero que pierde la afición mexicana: LE HABÍA ROTO EL SEGUNDO TORO LA TALEGUILLA, ENTRÓ AL CALLEJÓN A COSÉRSELO, DANDO MUESTRAS DE UNA GRAN PRISA: “…DE PRISA, HOMBRE –DECÍA EL DESGRACIADO TORERO -, DE PRISA, QUE TODO LO QUE ME RESTA DE ESTAR EN EL RUEDO ME QUITA LA OCASIÓN DE TRIUNFAR. ESTA VA A SER MI GRAN TARDE…” ¡NO SABÍA EL VALIENTE LO QUE LE ESPERABA!
“…AY MANO, ME HA MATADO…”
López hace una pausa y agrega: POCO DESPUÉS, CUANDO EL DE PIEDRAS NEGRAS LE CORNEÓ TAN BÁRBARAMENTE, CAYÓ AL SUELO, SE LEVANTÓ Y CORRIENDO, AÚN LLEGÓ HASTA LA BARRERA. ACUDÍ PARA SOSTENERLO. ÉL SE VOLVIÓ HACÍA MÍ Y ME DIJO CASI CON LOS OJOS CASI VUELTOS: “…AY MANO, ME HA MATADO…” Después no articuló palabra alguna. En la enfermería se quejaba con unos débiles ronquidos, hasta que expiró. ASÍ FUE SU MUERTE…
EL ÁRBOL DE NAVIDAD DE BALDERAS
En este cuadro doloroso de la casa donde ha penetrado la muerte y la desgracia, en este aguafuerte del dolor, se nos ofreció un detalle emocionante, por la ternura que revelaba, en un rincón de la casa había un árbol de Navidad. Días antes, este torero que ya estaba muerto, blanco como la nieve y aún con un rictus de dolor en sus labios, había puesto en este detalle de felicidad hogareña una alegría y una ilusión. La Navidad, su última Navidad, había sido feliz y luminosa. Él con sus hermanos, esperó de este árbol los regalos de todos los años. ¡Ahora éste árbol estaba arrumbado y solo en un rincón de la casa, como un trasto viejo!…
COMO SUPO LA FAMILIA LA FATAL NOTICIA
Las hermanas de Balderas no quisieron seguir por la radio el curso de la corrida; pero alguien les hizo saber que Alberto acababa de cortar la oreja de su primer enemigo, movidas de su entusiasmo conectaron el aparato. Como les habían dicho sus amigas, las palabras del locutor confirmaban el triunfo que Alberto acababa de alcanzar en su primer toro. Ya con esta grata impresión, continuaron escuchando atentamente el desarrollo de la corrida, que con tan buenos auspicios había comenzado. La familia Balderas pudo percibir por el altavoz el clamor de las ovaciones que el público le tributaba a Alberto, cuyo triunfo se preocupaba claro y rotundo…
A cada alusión que el locutor hacía de la excelente actuación del joven diestro el júbilo embargaba a los suyos, rápidamente, como si no pudiera precisar con la palabra lo que acababa de ocurrir en la arena de la Plaza de El Toreo, pronunció unas palabras confusas que se hicieron menos perceptibles. A un grito unánime que se escapó de los labios de todos los espectadores, un toro había alcanzado a Alberto. El griterío continuó largo tiempo a través de las ondas. En los pechos de los familiares de Balderas, que ante el aparato no podían dominar su sorpresa y su angustia, se ahogó un grito de dolor más dramáticamente aún por las circunstancias de ignorar completamente lo que ocurría…
…Fueron unos momentos de dolorosa inquietud, poco después el locutor de la radiodifusora seguía su discurso y anunciaba de una manera concreta la cogida del valiente diestro mexicano: “…Entonces se produjo entre sus parientes la desgarradora escena que es de suponer, pero aun sabiendo de una manera cierta que uno de los de Piedras Negras lidiados aquella tarde había enganchado a Alberto, la esperanza seguía animándoles, ellos mismos trataban de sugestionarse con la creencia de que el percance no llegaría a revestir caracteres de tragedia. No obstante la zozobra angustiosa de aquellos momentos embargaba sus corazones. Sus gritos desgarradores hicieron acudir a la casa algunas personas de la vecindad. En aquel momento el locutor agregaba que la cogida era gravísima. Alguien apagó el radio. Al poco rato la casa comenzó a llenarse de gente, era inútil toda aclaración, los rostros llorosos indicaban claramente que el desenlace había sido trágico…
…Así fue como la familia del infortunado matador de toros supo la muerte del ser querido.
MÁS ALEGRE Y MÁS CONTENTO QUE NUNCA
Una vieja criada de la casa que se desvivíaEL por atender a los hermanos del infortunado suministrándoles tila y otros calmantes, se llegó hasta nosotros y nos dijo con tristeza: Hoy estuvo más contento que nunca, todo eran bromas y chistes, a sus hermanas que estaban nerviosas, como siempre que él tenía que torear, les decía entre risas y bromas…”…No hay que apurarse. Estoy como nunca de facultades. Además tengo el presentimiento de que hoy voy a tener una gran tarde…” Todo era alegría y optimismo en él, “…Pobrecito Alberto, pobrecito mío…”
Estalló en sollozos aquella buena señora.
“…TODOS TIENEN DERECHO A VERLO…”
El público llegaba en verdaderas oleadas hasta las inmediaciones de la casa. Unos llamaban, otros hacían conocer a voces sus condiciones de parientes o amigos. En vista de esta manifestación popular de dolor y sentimiento, el señor Echegaray, presidente de la “porra” y viejo amigo de la casa, ordenó que se abrieran las puertas para que en grupos de diez en diez fueran penetrando en la capilla mortuoria todos los que quisiesen ver el cadáver del que fue gran torero: “…Que vayan entrando todos –dijo el señor Echegaray-. Qué pasen todos, porque todos tienen derecho a verlo. Era de Nosotros. ¡Era del pueblo, de los aficionados, de todos!…”
COMO FUE LA CORRIDA
Queda marcada con huella indeleble para la tauromaquia de México la fecha del domingo 29 de diciembre de 1940. Balderas como Joselito, como Granero, como Manuel García, como Sánchez Mejías, como tantas otras figuras del toreo sucumbe por asta de toros. Como los elegidos, deja su sangre, su existencia a cambio del aplauso. No pudo llegar a más su gloria triunfal. “…Alberto Balderas, como siempre, con coraje, pundonor y afición desmedida, había triunfado gloriosamente en su primer toro, cortándole la oreja. El enemigo se le coló peligrosamente por debajo de su muleta dominadora, vino un revolcón impresionante que le desgarró la taleguilla –plata y amarillo, este vestido se encuentra en el Museo Taurino Potosino de la ciudad de San Luis Potosí-, pero que no le restó energías para alcanzar el triunfo clamoroso, después de cortar la oreja y dar vueltas al ruedo para corresponder al aplauso del público y aun saludar desde los medios con sendos ramos de flores –regalos femeninos-. ALBERTO SE RETIRÓ AL CALLEJÓN PARA REPONERSE Y PARA QUE LE ARREGLARAN EL VESTIDO DESGARRADO…PEREMANECIÓ AL MARGEN DE LA LIDIA DEL TERCERO, QUE CORRESPONDIÓ AL VALEROSO ´CARNICERITO´, Y CUANDO TOCARON A MATAR, IRRUMPIÓ EN EL RUEDO, JUSTAMENTE EN EL INSTANTE EN QUE JOSÉ GONZÁLEZ, VUELTO DE ESPALDAS Y MULETA EN MANO, ACABABA DE BRINDAR…
“…EL TORO DE PIEDRAS NEGRAS, NEGRO, GACHO DE PITONES, ´COBIJERO´ DE NOMBRE, CON EL NÚMERO 53 MARCADO A FUEGO EN EL COSTILLAR, ESTABA PROXIMO A LOS TENDIDOS DE SOL, AL SALIR DE UN CAPOTAZO DE UN PEÓN, CORRIÓ RÁPIDAMENTE EN DIRECCIÓN AL CENTRO DEL RUEDO Y MÁS AUN, ´CARNICERITO´NO PODÍA VERLO POR ESTAR VUELTO DE ESPALDAS. TAM POCO HABÍA UN PEÓN EN LUGAR PROPICIO PARA CORTAR EL VIAJE DEL TORO QUE MARCHABA ENCELADO HACIA ´CARNICERITO´. ENTONCES ALBERTO BALDERAS, CON UN IMPULSO GENEROSO, ACELERADAMENTE CORRIÓ A INTERPONERSE PARA EVITAR EL ACCIDENTE. SU IMPULSO VELOZ, SU FE EN EL CUMPLIMIENTO DEL DEBER, LE LLEVARON A CRUZARSE PELIGROSAMENTE EN EL VIAJE FATAL DEL TORO, QUE METIÓ LA CABEZA BAJO LOS VUELOS DEL CAPOTE ENGANCHANDO AL INFORTUNADO DIESTRO, PRIMERO POR EL MUSLO, LUEGO VOLTEÁNDOLO, DESPUÉS DE ARROJARLO UN POCO ALTO, LO VOLVIÓ A ENGANCHAR POR EL LADO DERECHO DEL ABDOMEN. CAYÓ PESADAMENTE A TIERRA, EN UN ESFUERZO SOBREHUMANO DE ENERGÍA, AUN SE LEVANTÓ BALDERAS, MORTALMENTE HERIDO, CON UN GESTO DRAMATICO SE LLEVÓ LAS MANOS A LA REGIÓN LESIONADA, CURVANDO TODA LA FIGURA…
“…INMEDIATAMENTE CAYÓ DESPLOMADO EN MANOS DE LOS MONOSABIOS QUIENES LO TRASLADORON A LA ENFERMERÍA. TODOS LOS ESPECTADORES COMPRENDIERON EN EL ACTO LA GRAVEDAD DE LA LESIÓN QUE EL TORO DE PIEDRAS NEGRAS LE HABÍA INFERIDO…PERO NADIE CREYÓ QUE LA CORNADA ERA MORTAL. ´CARNICERITO´ACUDIÓ PRESUROSO A HACERLE EL QUITE AL COMPAÑERO CON MULETA DESPLEGADA. FUE EN VANO EL INTENTO TAN ARRIESGADO. BALDERAS HABÍA DEJADO EN AQUEL MOMENTO DE SER UN TRIUNFADOR DEL TOREO. SUS MINUTOS YA ESTABN CONTADOS. COMO DETALLE CURIOSO SEÑALAREMOS QUE UN ESPECTADORA DE SOL Y OTRA DE SOMBRA SE DESMAYARON AL CONTEMPLAR EL SUCESO…ASÍ FUE TODO…”
SIGUE DESCANSANDO EN PAZ “EL TORERO DE MÉXICO”.