Florida, EE.UU. – En un escenario tan inusual como simbólico, el expresidente Donald Trump reapareció este lunes para inaugurar junto al gobernador de Florida, Ron DeSantis, un nuevo centro de detención de inmigrantes apodado “Alligator Alcatraz”, ubicado en pleno corazón de los Everglades, una vasta región de humedales famosa por su peligrosa fauna, especialmente los caimanes.
La llegada de Trump al recinto estuvo marcada por cámaras, fuertes medidas de seguridad y un comentario que rápidamente se viralizó:
“Si un caimán se les acerca, ¡corran en zigzag!”, dijo entre risas, en un tono que mezcló la advertencia con el sarcasmo. “Tenemos muchos guardaespaldas y muchos policías en forma de caimanes. No hay que pagarles tanto”, añadió, mientras recorría las instalaciones.
El centro, diseñado para albergar a inmigrantes en proceso de deportación, ha sido criticado por activistas y organizaciones de derechos humanos, quienes lo consideran una medida extrema y simbólicamente hostil. No solo por su ubicación en una zona remota y pantanosa, sino también por el tono con el que ha sido presentado.
Durante el acto, el gobernador DeSantis anunció que se está trabajando con el Departamento de Justicia para permitir que miembros de la Guardia Nacional actúen como jueces de inmigración en el lugar.
El apodo “Alligator Alcatraz” no es casual. Para algunos sectores conservadores, representa una fortaleza inexpugnable, un símbolo de control territorial ante la inmigración irregular. Para otros, sin embargo, se trata de una estrategia mediática para reforzar narrativas de miedo y exclusión.
Un nuevo capítulo en la política migratoria
Aunque Trump no ocupa actualmente un cargo público, su presencia y declaraciones en el evento refuerzan su influencia sobre la política migratoria en Florida y su probable candidatura presidencial para 2028.


