Huasca de Ocampo, Hidalgo.- Enclavado entre bosques, cascadas y leyendas, Huasca de Ocampo, en el estado de Hidalgo, encendió hace más de dos décadas la chispa de lo que hoy es uno de los programas turísticos más emblemáticos de México: el de los Pueblos Mágicos.
En 2001, la Secretaría de Turismo eligió a Huasca como el primer Pueblo Mágico del país, una distinción que reconoció su riqueza histórica, su belleza natural, su arquitectura colonial y las tradiciones que siguen vivas entre sus calles empedradas y haciendas virreinales. Aquella decisión no solo cambió la historia del municipio, sino que inauguró un movimiento nacional de rescate patrimonial y promoción del turismo rural.
“Fue el modelo del México profundo que queríamos mostrar al mundo”, recordaron en su momento funcionarios federales. Y tenían razón: un año después, Real de Catorce (San Luis Potosí) y Tepoztlán (Morelos) se sumaron al programa, consolidando una estrategia que hoy cuenta con más de 180 destinos.
Entre bosques y cascadas: la belleza que distingue a Huasca
Huasca de Ocampo se ubica en el corredor turístico de la Sierra de Hidalgo, un entorno natural que ofrece aire puro, senderos entre pinos y encinos, y un ambiente rural que parece detenido en el tiempo.
Su joya más famosa son los Prismas Basálticos, una formación de columnas de piedra perfectamente verticales, creadas por el enfriamiento de lava hace millones de años. Este sitio, considerado una de las maravillas naturales de México, atrae cada año a miles de visitantes que buscan naturaleza, aventura y fotografía.
Los prismas, de entre 30 y 40 metros de altura, se combinan con cascadas, puentes colgantes y miradores que hacen del parque ecoturístico un destino imperdible. Su fama se remonta a 1803, cuando el naturalista Alexander von Humboldt los visitó y dibujó su peculiar paisaje.
Hidalgo, anfitrión del Tianguis Nacional de Pueblos Mágicos
Este 2025, el estado de Hidalgo vuelve a colocarse en el mapa turístico. Del 13 al 16 de noviembre, Real del Monte y Pachuca serán sede del Séptimo Tianguis Nacional de Pueblos Mágicos, un evento gratuito que reunirá a 177 destinos, artesanos, productores y compradores nacionales e internacionales.
El reconocimiento como sede no es casualidad: Hidalgo fue la cuna del programa gracias a Huasca, y ha impulsado un modelo de turismo sustentable que equilibra desarrollo, identidad y preservación.
Geoparque Comarca Minera: un tesoro vivo reconocido por la Unesco
El legado de Huasca forma parte del Geoparque Mundial de la Unesco Comarca Minera, reconocido en 2017 por su valor geológico, histórico y cultural.
Este territorio abarca nueve municipios y más de mil 900 kilómetros cuadrados, con 31 geositios de relevancia internacional. Entre ellos destacan los Prismas Basálticos, el Cerro de las Navajas —antigua fuente de obsidiana— y la Barranca de Metztitlán.
En este espacio, la geología y la historia minera se entrelazan con la vida comunitaria, promoviendo el geoturismo, la educación ambiental y la investigación científica.
Las haciendas del Conde de Regla: historia y leyenda
Huasca también resguarda un valioso patrimonio arquitectónico: las ex haciendas de Santa María Regla y San Miguel Regla, construidas en el siglo XVIII por Pedro Romero de Terreros, Conde de Regla, uno de los hombres más ricos de la Nueva España.
Ambas formaron parte del auge minero que dio fama mundial a Hidalgo. Hoy, restauradas, funcionan como hoteles y centros turísticos que combinan historia, naturaleza y descanso.
Muy cerca se encuentra la Presa de San Antonio Regla, bajo cuyas aguas reposan los restos de otra hacienda del conde, deliberadamente inundada hace más de un siglo.
Duendes y bosques: el encanto sobrenatural
Pero Huasca no solo vive de historia y geología. En la comunidad de San Miguel Regla se encuentra el singular Museo de los Duendes, fundado en 2007 para preservar las leyendas locales sobre estos seres traviesos que, dicen, habitan entre los árboles.
Con más de 600 figuras hechas a mano y recorridos nocturnos al “Árbol de los Deseos”, el sitio se ha convertido en un referente del turismo místico y familiar.
A pocos minutos, el Bosque de las Truchas ofrece una experiencia de naturaleza activa: pesca recreativa, tirolesas, paseos en lancha, gotcha y caminatas entre lagos de tonos turquesa. Es el equilibrio perfecto entre aventura y tranquilidad.
Huasca, donde nació la magia
Más que un destino, Huasca de Ocampo es un símbolo. Su historia, su entorno natural y su gente marcaron el inicio de una era del turismo mexicano que reivindica la identidad de los pueblos.
Dos décadas después, el primer Pueblo Mágico del país sigue siendo un ejemplo de cómo la magia, la naturaleza y la tradición pueden coexistir para transformar comunidades.
Huasca fue el primero. Y en sus duendes, sus cascadas y sus haciendas, la magia sigue viva. Fotografía internet


